Uno de los efectos palpables de la crisis ha sido el éxodo, voluntario o forzoso, de ingenieros españoles hacia otros países donde encuentran mejores oportunidades de desarrollo profesional que en nuestro país. La mayoría de nosotros conoce a algún ingeniero que ha tenido que hacer la maletas y buscar fuera de España lo que no encuentra aquí. Hasta la canciller alemana Angela Merkel solicitó que ingenieros españoles se trasladaran a su país a trabajar. En efecto, varios informes internacionales ponen de manifiesto que la demanda mundial de ingenieros crecerá durante los próximos años. Sin embargo, cuando estos ingenieros españoles llegan a sus países de destino, se encuentran con la necesidad de que sus títulos de ingeniería sean reconocidos por las asociaciones profesionales de los países que los reciben, de modo que puedan ejercer legalmente su profesión.
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