Carlos, Alberto y Marta empezaron en el año 2009 la carrera clásica de Ingeniería Industrial. Aún estaba en vigor el plan antiguo y muchos profesores les aconsejaron en los primeros meses dentro de las aulas de la Escuela, que dieran un giro hacia el actual grado de Tecnología Industrial, impuesto tras el proceso de Bolonia. “Quise cambiarme para tener más oportunidades”, destaca Carlos Martínez. Este alumno recuerda que “nada es como imaginaba”. El primer año solo aprobaría una sola materia y a pesar de que el nuevo plan tiene un menor número de créditos, la exigencia es similar a la licenciatura antigua. A sus 23 años, es delegado de la ESI en la Isla de La Cartuja y lucha, desde su posición, para una mejora de las competencias de los nuevos graduados.
Aumento de las matrículas
El nuevo precio de los créditos universitarios, impuesto por el Ministerio de Educación, hace que un amplio porcentaje de los 6.000 alumnos, que componen la Escuela, tengan dificultades en el pago de sus asignaturas. Alberto Pérula sostiene que “las segundas matrículas pueden llegar a los 150 y superar las de tercer año hasta los 300 euros”. Su carta de pago sobrepasa los 1.600 este curso universitario. Gracias a la ayuda de sus padres, puede seguir al 100% en este año de carrera. “Tengo clases mezcladas de diferentes cursos y en los huecos libres intento siempre estar en la biblioteca”, aclara. A pesar de la complicada crisis, el número de alumnos que ha accedido al grado de Tecnología Industrial se va incrementado año tras año. “Hemos pasado de 310 a 325 estudiantes”, aclara Alberto. Sin embargo, a pesar del aumento, la tasa de reposición del profesorado es de tan solo un docente por cada 10 que se jubilan. Las consecuencias, según nos cuenta Pérula, son aulas “atestadas de gente en los primeros años de carrera”.
Máster obligatorio
Para poder obtener las verdaderas competencias profesionales del ingeniero superior, los nuevos graduados, deben cursar un máster que les permita obtener los 360 créditos ECTS, tal y como indica el Boletín Oficial del Estado. “La única forma de ser verdaderos ingenieros es haciendo el máster de Ingeniería Industrial al que pueden acceder todas las titulaciones”, declara Carlos. Desde su delegación, se reivindica que el acceso a los graduados de Tecnología Industrial tenga una clara preferencia de entrada. Se trata de un requisito indispensable que les permitirá tener realmente su verdadera titulación, como la de antes, de ingeniero clásico. Previamente necesitará finalizar el proyecto fin de grado para seguir avanzando.
Prácticas en empresas
En el caso de Marta Sampedro, su principal reclamo se sitúa en la dificultad de acceso a las prácticas formativas, un programa que cuenta hoy con pocas vacantes en la Universidad de Sevilla para su especialidad de Ingeniería.
Es también su cuarto año dentro de la Escuela y sueña con poder ir a una empresa este verano para aplicar sus conocimientos. “Al no tener aún todas nuestras competencias evaluadas, las empresas no quieren cogernos hasta el último año”, destaca. Encuentros como ESIEM, previsto a finales de este mes, permiten a los alumnos de Ingeniería hacer una pequeña radiografía de lo que será su futura salida laboral y la realidad del mercado.
Marta espera que esta situación cambie y puedan crearse programas para los alumnos que quieran vislumbrar cómo será su trabajo de ingeniero cuando terminen la carrera.
“Los nuevos graduados, deben cursar un máster que les permita obtener los 360 créditos ECTS, tal y como indica el Boletín Oficial del Estado. “La única forma de ser verdaderos ingenieros es haciendo el máster de Ingeniería Industrial al que pueden acceder todas las titulaciones”