Rosa García: “Cuando estamos convencidas de nuestras capacidades, actuamos más decididas”

La revista Ingeniería Industrial entrevista a Rosa García Piñeiro, presidenta de Alcoa España, con motivo del número 251 de la publicación, centrado en la figura de la mujer en la ingeniería.

Rosa García Piñeiro

Ingeniera industrial por la Universidad de Vigo y máster Executive MBA por la Universidad de Ginebra, comenzó en Alcoa como ingeniera ambiental. Durante 15 años ha sido directora para Europa de Medio Ambiente, Salud y Seguridad, de Sostenibilidad y de Relaciones Institucionales. En 2014 fue nombrada presidenta de Alcoa España, siendo también directora de Sostenibilidad de Alcoa Europa. Ha sido incluida en la lista ‘2014 Women Worth Watching’ de la publicación ‘Diversity Journal’.

 

¿Por qué decidió estudiar Ingeniería Industrial?

Mi familia dice que desde que tengo uso del lenguaje, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, yo siempre respondía que quería ser jefe. A la hora de elegir una formación me pareció que la Ingeniería Industrial estaba dentro del espectro que me atraía, la rama técnica, y era la que permitía un enfoque más global y menos especializado. En resumen, mi apuesta fue por la carrera que podría abrirme más puertas y limitar menos mis movimientos.

¿Cómo es su día a día presidiendo una empresa de la envergadura de Alcoa?

Las palabras que definen mi día a día son ‘en movimiento’. La empresa para la que trabajo es muy dinámica y mis responsabilidades me obligan a viajar de manera continua, tanto en el ámbito de Alcoa como allá donde se encuentran los públicos relevantes para nosotros con los que he de transmitir y defender las posiciones e intereses de la empresa ya sean institucionales, de negocios, comerciales, sociales, etcétera. Mis destinos más habituales son Galicia y Asturias, donde están las plantas de producción, y nuestras diferentes sedes ubicadas en capitales como Madrid, Bruselas y Nueva York.

¿La discriminación laboral es un problema español o europeo?

Creo que en primer lugar es un problema del individuo. Es decir, la propia mujer sufre una falta de convencimiento en la igualdad y la transmite. Cuando estamos plenamente convencidas de nuestras capacidades, actuamos de forma más decidida y muchos de los problemas que achacamos a la idiosincrasia del país desaparecen. Con esta observación no quiero negar que exista todavía un cierto perjuicio a nivel social en España y Europa contra la mujer, pero no creo que sea el único problema, ni tan siquiera el principal.

¿Alguna vez ha notado que ser mujer le haya influido en su carrera profesional?

He tenido la suerte de ser impermeable a esos datos y no contribuyo a la estadística negativa. En Alcoa he tenido acceso a todo tipo de oportunidades de desarrollo y empoderamiento y en ningún momento me he sentido discriminada por ser mujer.

¿Qué medidas cree que podrían ayudar a acabar con la discriminación?

Soy defensora de centrar el trabajo en la educación de la mujer para creer en la igualdad y practicarla. Esto tiene que estar ligado a políticas de diversidad que las empresas adopten por su propio interés de negocio; porque la diversidad es rentable.

¿Es una utopía pensar en un fuerte desarrollo industrial cuidando el medio ambiente?

La clave para que la industria conviva en consonancia con el medio ambiente es la capacidad de inversión e innovación. Cuando una empresa opera en un entorno estable desde el punto de vista social, económico y regulatorio, puede plantearse una estrategia a largo plazo, que pasará por invertir en el desarrollo e implantación de nuevas tecnologías acordes con la necesidad del medio.

¿Cuáles considera que son los hándicaps que tiene España en materia industrial?

El principal es la incertidumbre regulatoria, principalmente en materia energética. La política de cambio climático establecida en Europa y su trasposición a España está creando sobrecostes a la industria que hacen que pierda competitividad. Esta falta de competitividad hace que la industria existente no invierta para garantizar el futuro, y que las nuevas compañías que podrían liderar el motor económico de nuestro país busquen otros lugares con regulaciones más estables y seguras para instalarse.

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