La revista Ingeniería Industrial entrevista a Sofía Presa García, consultora en Lean Management, con motivo del número 252 de la publicación, centrado en los jóvenes ingenieros.
Ingeniera Industrial por la Universidad de Sevilla, certificada PMP®, LSS Yellow Belt y técnico superior PRL. Ha trabajado en consultoría, diseño y ejecución para diversas empresas del sector energético, minero, petroquímico y energías renovables. Tras haber trabajado en Endesa Ingeniería, actualmente se dedica a la investigación en gestión de proyectos.
¿Por qué eligió ser ingeniera industrial?
Mi padre es también ingeniero industrial. Además, siempre me ha gustado la planificación, la organización y las matemáticas.
Durante sus estudios, ¿realizó prácticas en alguna empresa?
En la carrera colaboré con mi padre en el desarrollo de algunos de sus proyectos, calculando instalaciones. Ese resultó ser mi primer acercamiento profesional.
¿Cómo recuerda la búsqueda de su primer empleo?
Lo recuerdo muy bien, acababa de aprobar la última asignatura de la carrera y un profesor asociado me invitó a trabajar en su empresa. En realidad no me resultó difícil encontrar trabajo, creo que muchos profesores ven el potencial de sus estudiantes y ese fue mi caso.
¿Qué opina sobre los cambios producidos debido a los nuevos planes de estudio de las ingenierías?
Creo que los cambios que se están produciendo son el paso natural, ya que nos integran en el marco europeo, y de este modo, igualan nuestras competencias como ingeniero y mejoran nuestro acceso al mercado internacional. Sin embargo, esta integración supone una especialización del ingeniero. La versatilidad que siempre ha caracterizado al ingeniero industrial español, de algún modo deja de ser evidente.
¿Ser ingeniera industrial es como se lo esperaba cuando estudiaba?
En algunos aspectos sí, pero en otros no. Los aspectos más técnicos de la profesión son casi iguales a lo que aprendí en la carrera; incluso a veces más fáciles. Pero por ejemplo, gran parte del trabajo que realizo tiene que ver con ‘teamwork’ y eso no lo aprendí en la carrera. Hasta entonces no tenía consciencia de lo importante que es la motivación y el trabajo en equipo en el ámbito laboral.
¿Qué especialidades de la Ingeniería Industrial considera que tienen mayor futuro?
Todas tienen oportunidades, si no en España, en el mercado exterior. Creo que lo más importante es que los jóvenes ingenieros conozcan sus habilidades, y sepan qué es aquello que les interesa y en qué ámbito disfrutan más trabajando, así es más fácil perseverar y dedicarse a ello decididamente.
¿Cuáles considera que son los grandes retos de la ingeniería industrial en Andalucía?
Tiene un potencial tremendo. Muchos compañeros que trabajan en el extranjero reciben halagos de su formación y su capacidad de trabajo. Sin embargo, creo que el reto es crear programas que permitan un desarrollo más integral. Por ejemplo, en las escuelas de ingeniería deberían incluir materias de desarrollo humano como psicología, y por supuesto, que se ponga énfasis en aprender un segundo, y hasta un tercer idioma. Considero que esto puede ayudar a enfrentarnos a los retos de la globalización.
¿Es optimista con el futuro de la Ingeniería Industrial en nuestra comunidad?
Sí, el ingeniero español es muy polivalente y ese es nuestro valor agregado frente a otros países, además es algo reconocido internacionalmente. Pero las empresas andaluzas necesitan renovar sus sistemas de gestión y formas de trabajo, por ejemplo, aplicando metodologías de mejora de procesos que actualmente están funcionando a nivel internacional. El potencial humano está, solo falta volvernos más competitivos más allá de nuestras fronteras.