La revista Ingeniería Industrial entrevista a Sor Mª Dolores Ruiz, ingeniera industrial y doctora en teología bíblica. Nacida en 1960 en Andújar (Jaén), es ingeniera industrial especializada en Química de la decimotercera promoción de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad de Sevilla. Es doctora en Teología Bíblica y hermana de las Hijas de María Auxiliadora. Ha sido presidenta de la ONG VidesSur y actualmente es Inspectora de la Inspectoría María Auxiliadora, con sede en Sevilla.
¿Qué le motivó a estudiar Ingeniería Industrial?
Desde pequeña me gustaban todas las ciencias, especialmente las matemáticas y la física, los inventos, desarrollar el ingenio y resolver problemas. Cuando finalicé COU de Ciencias con matrícula de honor, pensé que, en vez de estudiar una sola de las ciencias, la Ingeniería me daba la posibilidad de seguir aprendiendo varias a la vez y aplicarlas a la mejora de la vida.
¿Fue usted la única mujer de su promoción?
No, pero éramos poquísimas. Una o dos por especialidad, que eran: Eléctrica, Mecánica, Organización y Química. En la orla final de mi promoción, la número 13 de la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla, estamos cinco mujeres entre unos 80 hombres.
¿Cuál es su especialidad en la Ingeniería Industrial?
La Ingeniería Química con proyecto final de carrera: ‘Diseño por computador de una planta de ósmosis inversa. Aplicación a la desalación de agua’.
¿Llegó a ejercerla profesionalmente?
He ejercido dedicándome a la docencia en la Formación Profesional y Bachillerato, y a la promoción de proyectos de desarrollo de nuestra ONG, VidesSur, en América latina y África.
¿Siempre ha querido dedicarse a la fe?
Si me hubieran dicho al empezar la Ingeniería que iba a terminar en la vida religiosa no me lo hubiera creído. Mi vocación de consagrada la fui descubriendo de modo gradual. Me iban bien los estudios, a curso por año. Hice un voluntariado para ayudar a niñas desfavorecidas. Participé en un grupo cristiano donde se reflexionaba con el Evangelio y realicé algunos días de ejercicios espirituales. Aprendí a realizar una lectura creyente de mi vida con ese “Dios en todas las cosas” de San Ignacio y el “Me importa la vida de las personas, llévate lo demás”, de San Juan Bosco. Participé en celebraciones de la Pascua para jóvenes. Jesús de Nazaret y su proyecto se fue convirtiendo en el centro de mi vida. Al finalizar la carrera, sentí que era el momento de elegir. Sentí que Dios me lo pedía todo. No sólo un tiempo de voluntariado, sino toda la vida para ‘su empresa’, y ¡sin sueldo!: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”. Con la fuerza de su Espíritu he ido y voy adelante. Me iban bien los estudios, a curso por año. Hice un voluntariado para ayudar a niñas desfavorecidas. Participé en un grupo cristiano donde se reflexionaba con el Evangelio y realicé algunos días de ejercicios espirituales. Aprendí a realizar una lectura creyente de mi vida con ese “Dios en todas las cosas” de San Ignacio y el “Me importa la vida de las personas, llévate lo demás”, de San Juan Bosco. Participé en celebraciones de la Pascua para jóvenes. Jesús de Nazaret y su proyecto se fue convirtiendo en el centro de mi vida. Al finalizar la carrera, sentí que era el momento de elegir. Sentí que Dios me lo pedía todo. No sólo un tiempo de voluntariado, sino toda la vida para ‘su empresa’, y ¡sin sueldo!: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”. Con la fuerza de su Espíritu he ido y voy adelante.
¿Cómo reaccionó su entorno más cercano cuando les comunicó que quería ser monja?
Les costó bastante. No entendían, pero fueron comprensivos y generosos. Lo que te da la felicidad es realizar tu vocación, precisamente el darte, el tener es secundario. “Desnudo nací, desnudo volveré a Dios”, dice Job. Los valores es lo que llevas contigo. Me he alegrado siempre de haber estudiado Ingeniería. Esos seis años en la Escuela, ya que en mis tiempos eran seis y el proyecto, son una parte de mi ‘historia de salvación’, es una historia de amor. Y ese amor, cuando es verdadero, es Dios mismo en nosotros que nos llama a vivir “en salida”, como nos dice hoy el Papa Francisco.
¿Hay algún ingeniero o ingeniera al que admire especialmente?
Pues sí: ¡los ingenieros anónimos! Todos los que contribuyen a encontrar soluciones en tantas áreas de la vida que otros disfrutamos y ¡ojalá! hagamos que en justicia los disfruten también los que menos tienen. En Jerusalén hay una fascinante obra de ingeniería del siglo VIII a.C. que recorrí con emoción: el túnel de Ezequías, rey que lo encargó a sus ‘sabios’, siendo el ingeniero anónimo. Un increíble y audaz proyecto que solucionó el suministro de agua a la ciudad, al tiempo que impedía que los asaltantes tuvieran acceso al agua de la ciudad sitiada.
¿En qué consisten sus tareas como hermana de la orden de las Salesianas?
La principal es ser una feliz Hija de María Auxiliadora, amando y sirviendo haga lo que haga, contenta de disfrutar del amor de Dios que está siempre a nuestro lado. Comienzo el día con la oración y la Eucaristía. Y el resto de la agenda, por unos años, está lleno de tareas propias de animación y gobierno como provincial de Andalucía y Canarias. Tenemos una gran variedad de obras educativas como colegios, ONG, fundaciones, etc., que cumplen su misión según el carisma salesiano de don Bosco y Madre Mazzarello. Hay que velar e innovar, conjugar fidelidad y creatividad. Por las noches me duermo recitando el salmo 137: “Te doy gracias Señor de todo corazón… tu promesa supera tu fama”.
¿Sigue los últimos avances de la Ingeniería?
Sí, bastante. Los avances tecnológicos que contribuyen al progreso de la educación y han de llegar también a los más pobres, tanto personas como países, fomentando la justicia social. Dar pasos en la dirección de lograr hacer retroceder el hambre, la ignorancia y la enfermedad, establecer comunicaciones beneficiosas y mejoras de las condiciones de vida física, anímica y espiritual de esta gran familia que somos los seres humanos.