Carlos del Álamo
Presidente del Instituto de la Ingeniería de España
Carlos del Álamo, natural de Madrid, es ingeniero de Montes por la Universidad Politénica de Madrid. Entre su extensa carrera, destacan sus labores como director general de Montes y Medio Ambiente Natural, director general de Conservación de la Naturaleza en el Ministerio de Medio Ambiente y consejero de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia. El actual presidente del Instituto de la Ingeniería de España compagina esta labor con la vicepresidencia del Grupo TYPSA y la consejería de Ence.
¿Cuál ha sido el papel de las asociaciones de ingenieros en el pasado y cómo se vislumbra este en el futuro?
Las asociaciones de ingenieros fueron las primeras organizaciones profesionales de los ingenieros. Su papel inicial, era la suma de las actuales funciones de las asociaciones y los colegios profesionales, que no existían en aquel momento. En la actualidad y ante el intervencionismo del Estado en los colegios profesionales, las asociaciones se perfilan como entidades de mayor autonomía, más capacidad económica-financiera y más libertad de acción, aunque es evidente que en este momento es necesaria una fuerte colaboración y coordinación entre colegios y asociaciones, como estamos llevando a cabo desde hace años entre el Instituto de la Ingeniería de España (IIE) y la Unión Profesional de Colegios de Ingenieros (UPCI), o como en Andalucía lo hace la Asociación Superior de Ingeniería de Andalucía, ASIAN.
¿Cómo valora usted el reconocimiento social de la labor desempeñada por los ingenieros?
Los ingenieros somos profesionales muy reconocidos en los ámbitos empresariales, industriales y en general, de la actividad económica. Socialmente y ante la opinión pública, se nos reconoce una buena preparación, pero es cierto que en relación al uso cotidiano por parte de la sociedad de los avances de la Ingeniería en energía, transporte, agua, comunicaciones, automoción o medio ambiente, no hay una cultura ciudadana clara sobre las mejoras que a su calidad de vida, ha aportado la Ingeniería.
¿Cómo valora el esfuerzo de la AIIAOc en reconocimiento de la Ingeniería Industrial ante la sociedad andaluza?
La AIIAOc, en su larga vida, ha tenido la principal virtud de mantener viva la presencia de la Ingeniería Industrial en la sociedad andaluza y, en gran medida, en la española. Resaltaría las recientes iniciativas de promover la unión de los colegios y asociaciones de Ingenieros de Andalucía, ASIAN, la reindustrialización de Andalucía y su capacidad de integración con otras entidades e instituciones en la búsqueda de soluciones a los problemas de la sociedad andaluza.
¿Cuál es su opinión sobre la situación actual de la industria española?
La industria española ha sufrido mucho y por razones varias en los últimos cuarenta años, pero creo que hemos llegado a un punto en el que es posible un crecimiento industrial sostenible desde todos los puntos de vista. Precisamente, una de sus fortalezas es la calidad de los servicios profesionales de su Ingeniería.
La pequeña dimensión de muchas industrias, la escasa innovación industrial, factores burocráticos de unidad de mercado y los educativos en los niveles de formación profesional, precisan de claras mejoras. Nuestras prioridades y retos deben de ser aquellos que corrijan nuestras debilidades: crecimiento de la empresa industrial, atención a la PYME industrial, innovación, formación, digitalización y productividad.
¿Cómo valora el compromiso de los organismos públicos por la reindustrialización y la innovación?
La Unión Europea lanzó el programa de Renacimiento Industrial hace ya cuatro años y el Gobierno aprobó la Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial, también en 2014. Los ingenieros hemos promovido un Pacto por la Industria para lograr el consenso de los grupos políticos con representación en las Cortes Generales para fomentar la industria. En definitiva, ahora es un buen momento para sumar voluntades y conseguir superar los factores adversos para la industria española de estos años de atrás.
En este camino, Andalucía tiene mucho peso en la industria española. La industria andaluza está en el segundo lugar en importancia dentro de la producción regional española. Es pues muy importante en nuestro país. Está diversificada y las mejoras son comunes con las necesarias para el conjunto de la industria española. Los acuerdos de los agentes socioeconómicos con el Gobierno autonómico para un Pacto por la Industria andaluza crean un clima de confianza muy positivo hacia el futuro.
¿Cuáles son los retos de los ingenieros españoles en materia de competencias frente a los extranjeros?
Los ingenieros españoles tienen un gran prestigio profesional que han conseguido con el esfuerzo. Cuando en determinados países no se exige la formación equivalente a la nuestra para ejercer, se produce una clara discriminación e incluso un riesgo social por su falta de cualificación para trabajar en España. Hoy en Europa los ingenieros con máster habilitante ya estamos homologados.
Otra situación distinta para los ingenieros españoles se produce en países del extremo Oriente, India, Canadá o Estados Unidos, en los que el título es condición necesaria, pero no suficiente, precisando de una licencia. En Reino Unido, Australia, Singapur o Nueva Zelanda se requiere estar registrado en una organización de Ingeniería. Nuestros ingenieros sufren sus consecuencias en esos países.
Sobre los ingenieros jóvenes, ¿cómo se podría facilitar su incorporación al mercado laboral español?
Todos los colegios y asociaciones de ingenieros tienen establecidos medios para promover el empleo y el emprendimiento. Es una preocupación generalizada. Los jóvenes terminan la carrera y muchos no conocen la existencia de estas organizaciones profesionales. Tenemos que hacer un esfuerzo para que en los cursos finales de la carrera los estudiantes se puedan incorporar a las Asociaciones, primero y a los colegios después, una vez acabados los estudios. En el IIE estamos organizando un Congreso de Jóvenes Ingenieros para facilitar un punto de encuentro y debate sobre la problemática en este sector de la profesión.
En referencia a las asociaciones de ingenieros, ¿cómo estimularía la convivencia en ellas de los perfiles juniors y seniors?
Es una gran pregunta. Creo que resulta difícil de lograrlo y hay que entenderlo, porque mientras los más jóvenes dedican su tiempo a todo lo que supone mejora de su trabajo, los seniors, salvo los jubilados, continúan con sus responsabilidades, normalmente de nivel medio-alto. Lo que las asociaciones sí aportan, es un staff fijo de ingenieros, que trabaja para ayudar a los demás y que puede hacer de puente entre unos y otros colectivos.
¿Cree que las asociaciones de ingenieros españolas asumirán las mismas funciones que las europeas?
Hoy lo que estamos propiciando son asociaciones profesionales compuestas por colegios y asociaciones, como la Asociación de Ingenieros Profesionales de España (AIPE), que asumen la responsabilidad de acreditar ingenieros profesionales por competencias al estilo anglosajón. Los colegios y las asociaciones tienen personalidad jurídica diferente. La coexistencia es, no sólo necesaria, es imprescindible y así lo estamos haciendo desde hace años entre la UPCI y el IIE. En mi opinión, la convergencia con las entidades europeas de certificación va a ser muy útil para la unidad de acción de los colegios y asociaciones.
Por último, ¿qué mensaje querría enviar a la AIIAOc por su Centenario?
En primer lugar, uno de felicitación por ser una referencia del asociacionismo profesional; y en segundo lugar, animarla a continuar en el camino emprendido de integración con otras entidades de ingenieros. «La unión hace la fuerza” y no hace falta explicar la necesidad que tenemos de disponer de instituciones representativas de nuestra profesión.