La revista Ingeniería Industrial entrevista a Fernando Cuadri Vides, ingeniero industrial y ganadero, con motivo del número 252 de la publicación, centrado en los jóvenes ingenieros.
Nacido en Trigueros, Huelva, Fernando Cuadri es el actual representante de la ganadería Hijos de Celestino Cuadri. El mayor de 8 hermanos, decidió estudiar en Sevilla la carrera de Ingeniero Superior Industrial, titulación que en ningún momento oculta la dificultad que le supuso cursarla. Desde hace más de 30 años compagina la ganadería con la elaboración como autónomo de proyectos de ingeniería.
¿Qué le llevó a estudiar Ingeniería Industrial?
Cuando era joven pasaba muchas horas en el campo, donde existía un taller para reparación de maquinarias y aperos agrícolas. Me gustaba lo que allí se hacía. Ayudaba en lo que podía e incluso hacía algunas piezas en el torno o realizaba pequeños montajes durante mis vacaciones de bachillerato. Todo esto me llevó a estudiar ingeniería.
Como ganadero, ¿en qué le ha influido haber estudiado Ingeniería Industrial?
Lo que es llevar la ganadería: la selección, alimentación, sanidad y su manejo; no tiene nada que ver con la Ingeniería Industrial. Pero eso sí, la ganadería debe de estar en una finca con unas instalaciones adecuadas para la estancia y la manipulación de las reses, como son los comederos, cercados, bebederos, corrales, embarcaderos, etcétera. Ahí sí que me han valido mucho y en distintas ocasiones los conocimientos de ingeniería. Concretamente, hicimos una trágala desplazable, que se trata del elemento que une el pasillo de entrada del toro al camión, con la que hemos podido ahorrarnos muchos problemas a la hora del embarque de los toros para su transporte. Digamos que no son facetas similares pero sí, en ocasiones, complementarias.
¿No le ha entrado nunca el gusanillo de ejercer como ingeniero?
Cuando acabé la carrera tenía claro que tendría que dedicarme a las dos cosas: ingeniería y ganadería. No fue fácil buscar una solución para combinar ambas facetas, pero después de reflexionar mucho, decidí dedicarme a realizar proyectos por cuenta propia. Junto a mi compañero José Miguel, pude compatibilizar el estar por las mañanas en el campo y por las tardes en una pequeña oficina de Huelva desde la que realizábamos proyectos.
¿Qué significa el toreo para usted?
Para mí el toreo es el final de la vida del toro, además de técnica y estética. Considero que para poder entender la tauromaquia es indispensable conocer sobre la vida de éste en el campo. Creo que la gente que critica a los toros no conoce datos esenciales, como los 4 excelentes años de vida de un toro de lidia frente a los 8 meses de cualquier res cuyo fin sea la industria alimentaria. El toro, como el humano, disfruta y padece durante la vida, la muerte es tan solo un punto final. Si no conociese de primera mano todo esto, no llegaría hasta el punto de ser antitaurino, pero sí es verdad que no iría a corridas de toros ni disfrutaría con este arte.
¿Ha notado el mundo de la ganadería taurina la crisis?
Las ganaderías de lidia están padeciendo, y mucho, la crisis. Se ha reducido a la mitad el número de espectáculos. Además, ha bajado en más de un 50% de las plazas el precio de coste del toro. Ahora se pagan por debajo del precio de coste, en torno a unos 3.500 o 4.000 euros cada toro.
¿Hay algún sueño profesional que aún añore conseguir?
Mi sueño respecto a la ganadería es entregarla a mis sucesores al menos como me la entregó mi padre, Celestino Cuadri. Poco a poco se va realizando esa entrega a los siguientes sucesores, hijos y sobrinos, y la verdad es que son magníficos aficionados y viven este mundo. En cuanto a la oficina, el sueño se realizó gracias a Fernando y José Miguel, que lograron que trabaje aún a día de hoy en el ejercicio libre, donde llevamos más de 30 años. Por último, me gustaría agradecer el apoyo a mis compañeros del Colegio y la industria, que me ayudaron a mantenerme en esta profesión que tanto me costó aprobar y que tan poco me ha costado, gracias a todos ellos, ejercerla.